jueves, 25 de noviembre de 2010

Cuerpo- Género- Sujeto

¿Van a cambiar aspectos identitarios a la vez que cambian
los corporales? ¿Cuál es la relación que existe entre el cuerpo y el
sujeto y hasta qué punto se produce?
Podíamos definir cuerpo y sujeto independientemente cómo:

Definición de sujeto por la RAE:
Sujeto es el ente que resiste las acciones y
reacciones de terceros, en el medio cósmico y social en
que vive.

Definición de cuerpo:
Estructura física y material del hombre.
La puntualización hace referencia al cuerpo como materia
física, palpable; el cuerpo desnudo al que otras definiciones también
hacen referencia, pero a su vez les confieren un significado
característicos si se sitúan dentro de algún contexto específico como
pudieran ser nude o naked, que en la traducción al Castellano
significan lo mismo ( desnudo), pero sin embargo el primero sitúa al
cuerpo en la representación artística y el segundo en la esfera
pública, pudiendo llegar a adquirir en algunos entornos otras
connotaciones, llegando también a traducirse como abierto, claro, sin
pantalla, expuesto al aire… insinuando unos matices incluso alusivos
a lo sexual.

Históricamente, se ha aceptado la idea de que la identidad
viene definida por la sexualidad corporal, es decir, el hombre es
masculino por naturaleza, y su fisonomía así lo define. Igual con la
mujer. Esto deriva en la creación de una Identidad preestablecida por
razones de género, como ya explicamos en puntos anteriores.
El género marca aspectos definitorios en el desarrollo de una
identidad, aparte de los elementos culturales, políticos, religiosos,
que al fin y al cabo también están definidos bajo el marco de la
identidad de género. La existencia de unas normas y una
construcción de la sexualidad, histórica y socialmente aceptadas ha
traído como consecuencia la marginación social de la mujer y de
ciertos sectores que no se han sentido acogidos en ninguna de las
ideas preestablecidas, y que tradicionalmente han impuesto un
modelo de comportamiento definido por el sexo.
Estas asignaciones provocan que se produzcan
manifestaciones que no compartan estas atribuciones de
construcción, reflexionando y debatiendo ante el hecho de la
existencia de estas imposiciones sociales.

Judy Butler, en el ensayo El género en Disputa analiza las
afirmaciones de si el género se hace o se nace, o como ya planteó
Simone de Beauvoir, (la cuál afirma que la mujer no nace, sino que
llega a serlo) proponiendo nuevas formas de consideración del
sexo y las construcciones de la feminidad sobre estas
manifestaciones esencialistas de Beauvoir.
Si el género es los significados culturales que
acepta el cuerpo sexuado, entonces no puede
afirmarse que un género únicamente sea producto de
un sexo.

A pesar de que el pensamiento progresa ante evidentes
realidades comunes hacia la mujer y hacia los diferentes sectores
sociales que no se identifican con el pensamiento tradicional
patriarcal, la sociedad aún sigue evolucionando, aunque cada vez
menos, dentro de un pensamiento tradicional, que está ampliado en
cualquier ámbito y estructura social y supone un marco complicado
de atravesar.
Beatriz Preciado (Burgos, 1970) filósofa española y profesora
de Historia política del cuerpo, teoría del género, e historia de la
performance en la Universidad París VIII, también profundiza en el
tema de la corporeidad y las asignaciones de roles establecidos
socialmente. En una entrevista, para el programa televisivo Redes,
nos alecciona sobre su punto de vista hacia lo femenino y lo
masculino.

Según Preciado, no hay células masculinas o femeninas.
Estos términos son ya conceptos “biopolíticos”. Nadie conoce su
código cromosómico, y sin embargo, la humanidad se define bajo
estos términos de hombre y mujer, por el hecho de tener pene o
vagina, y bajo estos conceptos son educados.

"Yo nací con una deformación de mandíbula.
Durante años no tuve fotografías personales, sólo
médicas. En casa no hacíamos fotos porque yo era
deforme. Desde los siete años tengo ritualmente
encuentros con el sistema médico. A los 18 me hacen
una operación funcional, pero también estética. Era
necesaria, pero tampoco tuve opción de decir no al
aparato médico. Tenía una cara atroz, de caballo, y en
cuanto salí, todos me dijeron que estaba fantástica. Viví
esa operación como un cambio de sexo en el sentido
de que era un cambio de identidad"

Prosiguen sus teorías en el ensayo Manifiesto Contrasexual17.

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